En Ecuador, la familia Alfaro es conocida principalmente por los logros políticos y el legado de su hijo más famoso, José Eloy Alfaro Delgado, quien ejerció la presidencia de ese país durante más de 10 años, marcando el comienzo de una nueva era de libertad y progreso social en Ecuador a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, debajo del prestigio político se esconde la historia de una familia responsable de la popularidad internacional de un accesorio icónico: el sombrero panamá.
Un legado político construido sobre sombreros
Como muchos grandes líderes, Eloy Alfaro era hijo de un inmigrante. Su padre, Manuel Alfaro y González, no era ecuatoriano sino un español que huyó de su tierra natal después de meterse en problemas por sus actividades políticas radicales. Eso suena como una buena base familiar para un futuro revolucionario. Pero Manuel no se centró en la política cuando llegó a Ecuador en la década de 1830. Se instaló en Montecristi, un tranquilo pueblo de montaña cerca de la costa occidental de Ecuador, y rápidamente puso en práctica sus habilidades comerciales.Durante su estancia en Montecristi, Manuel Alfaro formó una familia que incluía a su hijo Eloy, una de las figuras políticas más revolucionarias de Ecuador. También creó un exitoso negocio de exportación que llevó los hermosos sombreros hechos a mano del pueblo al mercado internacional. Estos sombreros, ahora conocidos como sombreros Panamá , no eran una fuente importante de ingresos para la zona en ese momento. Manuel Alfaro cambió eso poco después de su llegada.
Sombreros Alfaro y Montecristi
Los artesanos de Montecristi elaboraban sombreros de paja finamente tejidos durante siglos antes de que Alfaro estableciera su negocio. Alfaro no inventó el sombrero ni cambió nada notable de su diseño. Sin embargo, estableció un sistema simplificado para acelerar la producción. Bajo su dirección, los trabajadores locales crearon suficientes sombreros para establecer un negocio internacional exitoso.Sin embargo, Manuel Alfaro no pudo llegar a su público internacional entre las hermosas colinas de Montecristi. Hizo de Panamá la base estratégica de su negocio de exportación de sombreros. Allí, estas obras maestras tejidas ganaron una popularidad masiva en todo el mundo. Los sombreros realmente se ganaron su reputación de excelencia en Panamá, y un importante evento publicitario en este país selló el destino homónimo de estos accesorios ecuatorianos. Aunque es difícil decir exactamente cómo el presidente de los EE. UU. Theodore Roosevelt consiguió un elegante sombrero de Montecristi durante su oportunidad de fotografía en el Canal de Panamá, la leyenda dice que el sombrero fue un regalo del propio Manuel Alfaro.
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